EL DESCENSO (poema)
Si los días me fueran contados
No por números en un papel
Ni fuesen los soles y lunas que transcurren sobre mí
Marcara la suma absoluta de los instantes
Sumara los espacios que imagino
Recordara la desalentada miel que me alimenta
Si saliera desde dentro de mi piel
Y ofreciera mis ojos a la grata efigie de la luz
Caminara sobre las piedras que dibujan la vorágine del mundo
Vivera junto a esos que a sí mismo se llaman
De mis cabellos las pústulas crecientes compartiera
Abriera mis manos hacia el descenso del destino
Si abriera la oscura puerta que me cobija
Desnudara el aroma que la soledad conserva
Mezclara las ideas que en silencio me atormentan
Liberara aquellos sueños que los años cimentaron
Dejara salir la palabra
Y el aire
Si renunciara a la íntima devoción
La incertidumbre de la oscuridad misma
Desacreditara a los que ahora me buscan
No aguardara del amor su amargura
Apartara de mis labios el líquido sabor
Relegara de mí el temor
La niebla que respiro de mis sombras se iría
Llegaría desde los lejos abatido por sus voces
Así no existiera la sinuosa infinidad que me ha postrado
Cuando el último suspiro iracundo a mí llame
No hallaría el cálido refugio
Del dolor